En pocas palabras, podemos decir que el growth hacking es un proceso de experimentación alrededor de los diferentes departamentos que identifica la manera más efectiva y eficiente de hacer crecer a una empresa. Por lo tanto, un growth hacker puede ser un profesional del marketing, un ingeniero o un product manager.
Hay muchas decisiones que no provienen de marketing y que afectan al crecimiento de los usuarios. La más obvia es la construcción de productos virales, aunque hay muchas más. Como resultado, no tiene sentido encasillar el growth hacking dentro de un departamento en concreto. Por lo tanto, podemos afirmar que acaba adquiriendo un rol multidisciplinario.
Pilares del growth hacking
Una empresa puede utilizar los cinco pilares principales del growth hacking como guía para crear su propia estrategia global y potenciar su crecimiento online y, adicionalmente, su posicionamiento.
- Evaluando las iniciativas de marketing que está usando en la actualidad. Entre ellas, las que emplea para atraer clientes potenciales, tráfico y los datos de páginas vistas.
- Averiguando dónde se puede mejorar el proceso, en qué parte de la estrategia hay más escapes.
- Experimentando para encontrar nuevas formas de alcanzar los objetivos previamente marcados.
- Es importante saber cuándo los datos que se han recopilado son lo suficientemente significativos como para probar las teorías a las que se llega.
- Documentando nuevas tácticas y compartiendo los hallazgos con los diferentes equipos de la empresa.
Este proceso ayudará a determinar dónde se necesita mejorar, qué actividades efectivas se pueden duplicar y qué se puede haber perdido.
Es una novedosa disciplina que combina marketing, analítica Web y desarrollo de producto. Las tácticas de growth hacking están pensadas para startups que necesitan sacar el máximo provecho de la mínima inversión posible.
El growth hacking se basa en el método científico: formulación de hipótesis, ejecución de tests y validación o invalidación de las mismas a partir de las métricas obtenidas.