Si al ofrecer tu producto o servicio bajas la mirada, hablas bajito, te duele el estómago y te sudan las manos quizá tengas un problema conductual que debes atender antes de que impacte negativamente en tu negocio.
La timidez puede ser resultado de no haber vivido durante la niñez en un contexto que permitiera la libre opinión o expresión, dijo la experta. Pero en todo caso un experto puede ayudar a encontrar las razones que hay detrás y cómo combatirlas.
1. Concéntrate en resolver un problema
Si llegas con un cliente pensando en la comisión que ganarás si logras esa venta, seguro tendrás estrés y un fuerte dolor de estómago. Debes pensar en cómo tu producto o servicio le ayudará a resolver sus necesidades para comunicárselo. “Recuerda que vender es ayudar a un prospecto calificado a tomar la mejor decisión de compra”, comentó el coach de negocios de Business Coaching Firm, Arturo Chávez.
2. Elabora un mensaje breve
Las oportunidades de conocer a un cliente están a la orden del día: en el elevador, en un cocktail, una junta o en la calle. Para cautivarlo, formula un mensaje sobre los beneficios de tu producto. “Puedes hacer un video o una presentación breve que se reproduzca desde tu celular o una tablet”, recomendó Rosa María Moreno. No olvides tus tarjetas de presentación.
3. Empodérate con una frase
Antes de visitar a un cliente o un grupo de clientes repite internamente una frase que te dé fortaleza y te haga sentir seguro. “Incluso puedes escuchar una canción que te inspire tranquilidad o valentía”, dijo Arturo Chávez.
4. No le vendas tu producto a cualquiera
Selecciona mentalmente a tu prospecto de cliente, no gastes saliva ni esfuerzo en vano. Ya que lo hayas encontrado, preséntate brevemente y pídele que te regale dos minutos para presentarle tu idea.
5. Prepárate para las preguntas
Ante todo, nunca, y por más nervioso que te encuentres, deberás mentir sobre el producto o las condiciones comerciales que ofrece.
6. Nada es personal
Si tu cliente responde con un “no me interesa”, “no lo necesito”, “está muy caro”, “no pienso cambiar de proveedor”, “déjeme pensarlo”, no lo tomes como algo personal, por más grosero, sarcástico o indiferente que sea, dijo Hinojosa.